La globalización implica dos ideas:
- Vivencia del momento: lo importante es lo que tenemos, no hay que malgastar el presente pensando pensando en lo que vendrá mañana. El yo que se impone es el yo sin ataduras, dispuesto a las oportunidades, que sepa improvisar adaptarse y que sea creativo. La propiedad material pierde importancia, y la adquiere el capital intelectual, capaz de producir experiencias. Esto derivará en que se mercantice el arte y por otro lado, seremos abonados ya no querremos tener todos los bienes, sino tener acceso a ellos. La propiedad exige responsabilidades y el sujeto lo que quiere es ser libre.
- Borrosidad de las ideas del lenguaje: no existe un pensamiento único, ni una ética ni una estética estables. El significado depende de su contexto. Una idea tiene mil caras imposibles de ver a la vez, y su valoración depende del momento. Esto facilita el entendimiento entre personas procedentes de distintas culturas.
La ciudad es heterogénea porque los sujetos que habitan en ella tienen una vida dispar. Millones de vidas, todas distintas, entremezacladas que crea un pensamiento distinto ya que nace de las experiencias que se van desarrollando. Por lo que la ciudad es diversidad.
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